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La hipermetropía infantil es uno de los problemas de visión más comunes en niños. ¿Crees que tu hijo podría padecerla? Te contamos cuáles son sus síntomas y cómo corregirla.

¿En qué consiste la hipermetropía infantil?

La hipermetropía infantil es un defecto de refracción en el que el ojo exige más esfuerzo a la hora de enfocar objetos, tanto de lejos como de cerca, para verlos con nitidez.

Durante la niñez los más pequeños no llegan a ser conscientes de si tienen un problema visual, ¡por lo que no se quejan!

. Por esta razón, es fundamental realizar revisiones periódicas y estar atentos a una serie de síntomas que podrían darnos pistas sobre si un niño ve o no correctamente.

Algunos de los síntomas más evidentes en niños que nos pueden indicar si existe una hipermetropía acompañada o no de astigmatismo son:

  • Dolores de cabeza, sobre todo al realizar tareas de atención visual.
  • Se acerca extremadamente, se tapa un ojo o inclina la cabeza cuando dibuja o ve dispositivos digitales.
  • Parpadea excesivamente y acusa dolor, picor o lagrimeo ocular. Se frota los ojos a menudo.
  • Presenta estrabismo en uno de sus ojos, que se desvía hacia adentro, aunque no sea siempre.
  • Muestra dificultades para realizar tareas de lectura o escrituraMuchos niños las evitan eliminando así la causa del esfuerzo visual.

¿Cómo corregirla?

La alternativa más habitual es la corrección óptica a través de lentes graduadas. El primer paso que debes dar si detectas alguno de los síntomas que mencionamos anteriormente es visitar a tu optometrista de confianza para que realice una revisión visual completa del niño o niña. Una vez compruebe dónde está el problema, se encargará de recomendar la mejor solución para cada caso. Suele ser necesario una revisión oftalmológica con cicloplegia para descartar más graduación. Es  fundamental en niños tener clara la cantidad de prescripción óptica para mejorar la visión sin entorpecer su normal desarrollo ocular.

Si tu hijo tiene hipermetropía quizás no necesite ninguna corrección óptica para la hipermetropía y ésta no es significativa y/o no presenta síntomas ni signos, quizás no  necesite prescripción de gafas, tu optometrista u oftalmólogo te lo especificará. En estos casos, deberán realizarse revisiones periódicas para comprobar si esta  hipermetropía se corrige de forma natural con el crecimiento junto con el desarrollo del ojo o si finalmente precisa de algún tipo de tratamiento.

Recuerda, lo más importante a la hora de detectar un problema visual en los niños es la observación y lo siguiente es ponerse en las mejores manos. Comprueba si muestra tanto alguna anomalía física en los ojos como en sus comportamientos a la hora de realizar actividades que impliquen un esfuerzo visual.

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